Hoy hemos ido a la playa y no ha habido tiempo de comprar helado artesano (solemos hacerlo en la Cremeria Toscana, en la esquina de C/ Muntaner con Córcega, en Barcelona: quien no la conozca, ¡que vaya!) . Nos hemos "conformado" con helados industriales que, en mi opinión, dan la talla también:

No voy a citar nombres, claro (esto de la publicidad, sin cobrar, hay que elegirlo bien), pero a uno de estos con doble capa de chocolate, le he añadido una copa de:

Don PX del año 2003, de la Bodega Toro Albalá, de Montilla-Moriles. Impresionante: soy un apasionado de la Pedro Ximénez, en todas sus vinificaciones (desde el vino blanco que se hace en Poboleda, pasando por los PX de añada y terminando por la "Reliquia" de Barbadillo), pero es que ésta te da unas satisfacciones y a un precio... Tiene un brillante color ámbar, sin haber pasado por madera alguna (se vende, también, como vino del año), lagrimea con cariño sobre la copa: emociona. Tiene unos aromas de frutas como las pasas, como los higos secos, con toques de miel y de frutas secas (avellanas) con café, que enamoran y no abandonan tu memoria. Servido a una temperatura de 10-12 grados, llena la boca con su increíble potencial, untuoso, glicérico pero no exento de cierta frescura y acidez. Como para abandonarse y, casi, relajarse, en las terribles tardes dominicales veraniegas de Barcelona ciudad.
Muy bueno ese PX, quizá dulce en exceso pero bien.
ResponEliminaEl Magnum Doble Chocolate es una gozada. Ni industrial ni hostias, es genial:-).
La verdad es que la combinación resultó. Y en efecto, a mí, como a ti, me importa poco la procedencia, si me gusta lo que como o bebo.
ResponEliminaSalut! Joan