
Había que celebrar con cierta urgencia (ésta me la impongo yo, claro!), el hecho de que los amigos de la
Enoteca d'Italia hayan empezado a traer algunos productos de la veronese
Antica e Rinomata riseria Ferron, entre ellos no menos de dos tipos de galletas (de aperitivo y de postre), hechas en exclusiva con harina de arroz (
¡atención: para celíacos son perfectas!) y tres variedades de arroz: una con carnaroli y dos con vialone nano. Ya me lo apuntaba Víctor: ésta última variedad está desbancando a la carnaroli en la confección de rissoti. Y ni corto ni perezoso, me puse en mi día por antonomasia, el 1 de mayo, Día del Trabajador, a guisotear un risotto de primavera.
Mi santa había preparado un indispensable y recién hecho caldo vegetal (con nabos, puerros, zanahoria) y el aditamento de una carcasa congelada de pularda. El caldo tiene que estar a punto cuando empieza la cocción del risotto. En esta ocasión, y en atención a los niños, lo he preparado sólo con cosas que les gustan: un largo sofrito hecho con cebolletas en exclusiva, al que he añadido después la parte más blanca (mi querido Apicio les llamaba alba porrorum) de un gran puerro y un buen número de espárragos trigueros. Una cosa detrás de la otra, cuidando las temperaturas (por aquello de los colores finales) y añadiendo pellizcos de sal, un poco de orégano, pimienta y un poco de mantequilla cada tanto.

Al final, he añadido champiñones finamente cortados (lo suyo hubieran sido setas de primavera tipo múrgulas, pero los niños...) y cuando el conjunto ha cogido su punto adecuado, ya casi sin líquido, he añadido el arroz (de este vialone nano, 100 gr por persona), lo he sofrito con aceite nuevo y con esa mezcla por lo menos durante dos / tres minutos, y entonces he añadido el caldo (que cubra el arroz). Tras diez minutos a fuego muy lento, lo he destapado y he empezado a darle vueltas y vueltas, añadiendo caldo según lo fuera pidiendo, un poco más de mantequilla y algo de parmiggiano. Tras unos 17 minutos he apagado el fuego. Ha reposado un par de minutos más. Un poco de parmiggiano encima y un golpe de gratinador al horno. El resultado ya lo véis: mal me está el escribirlo yo, ¿verdad?, pero de traca, pañuelos y vuelta al ruedo, vaya: aromas de primavera, suelos humedos de la seta, entereza y carnosidad del grano...Este vialone nano es un bombazo, de veras. A los niños se les saltaban las lágrimas: "gràcies, pare!!!" iban diciendo los pobres... (ya sabéis que me gusta bastante la comedia!!!).

Y ya puestos a inventar, me he inventado un acompañante nuevo para este risotto: había ido a una tienda absolutamente recomendable (¡ni página web no tienen!), donde saltan las sorpresas por doquier.
Verema i Collita (antiga Bodega Batet), se llama y está en la bella y remozada Plaça Joanic, 1 (telf. 932133891). Hay que estar atentos cuando se entra porque tienen muchas perlas y no siempre a la vista o fáciles de encontrar. Yo descubrí (junto con otras cosas) este monovarietal de Muscat d'Alexandria de la
casa Mil.liari (con viñedos y bodega en La Bisbal de Penedès, DO Penedès) del que nada sabía. Ni ellos parecen saber nada de él pues no sale ni en su página web... En fin, se trata de un muscat d'Alexandría vinificado como vino seco, con 12,5%, que conviene servir a unos 10ºC para que dé lo que lleva dentro: un bonito y brillante color de trigo en envero, amarillo pálido con reflejos verdosos, viene acompañado de los aromas delicados (no hay explosiones sápidas en este vino) de la fruta madura (pera y uva moscatel) y, casi en retro, una buena aportación de manzana gramy smith, algo verde. En boca es un vino que sorprende agradablemente: muy fresco, nada empalagoso, sin carbónico pero con una acidez interesante y algo amargoso (recuerdos de hierba cortada y húmeda). Un vino fresco, con bastante cuerpo en boca, y algo vegetal, que ha resultado un buen contrapunto, sin duda, para la untuosidad y cremosidad del risotto.
No se le puede pedir más a una botella que ha salido por 6 euros. A los amantes de los vinos franceses, les diré que me ha recordado bastante al "melon de Bourgogne" y que, como pasa con los muscadets de Sevre-et-Maine, tengo para mí que este Mil.liari sería un acompañante ideal para unos buenos crustáceos entrantes y, por supuesto, para otro risotto pero con "frutti di mare": ¡todo se andará!
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