En su permanente deambular por la geografía hispánica, la Compañía de Vinos de Telmo Rodríguez fijó también sus reales en la emergente y llena de interés DO Valdeorras. Allí señorea, como los lectores de estas páginas saben bien, la variedad blanca godello (ya se han publicado aquí comentarios de As Sortes y de Guitián) que tratada en vinificaciones monovarietales, suele ofrecer productos llenos de fragancia y múltiples evoluciones en nariz y en boca. Aunque hay muy poca información pública sobre la elaboración de este vino y pocas añadas a disposición del consumidor (la Compañía sale en Valdeorras a la luz pública en 2002), este vino habrá pasado por una maceración con hollejos y por una fermentación a temperatura controlada, habrá reposado en acero durante unos meses (pocos) y no tiene ningún tipo de crianza con madera. Sale con 13%
Conviene servirlo entre 8-9ºC. Presenta un color amarillo pálido con reflejos verdosos y, a copa parada, se nota enseguida que ha pasado ya su mejor momento de consumo: es poco expresivo en nariz, con algunos apuntes herbáceos y notas de flores blancas, pero muy difuminadas. Contrasta largamente con otros monovarietales de godello que he probado en el último año. En boca gana algunos enteros, pues se ha conseguido un vino que conserva todavía un buen cuerpo, algo glicérico, estructurado y agradable. Su posgusto se queda tan corto como la primera impresión aromática, con apenas unos restos de mineralidad, muy difuminados. No hace falta que insista en que se trata de un vino que me ha decepcionado un poco. Su precio es interesante (sobre los 7,5 euros), sin duda, pero no es un vino (como sucede con no pocos de sus parientes de DO, ¡con o sin madera!: para que un vino envejezca con nobleza no es necesaria la madera) que, producido en 2005, no ha podido superar el breve lapso de tiempo transcurrido. Si lo compráis, aconsejo que la botella sea de 2006.La foto de la botella es de vinissimus.
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