10 d’agost, 2007

Heymann-Löwenstein TBA 2000


Dejadme que, tal y como hago de vez en cuando, me concentre hoy "tan sólo" en la descripción de este vino extraordinario. Nacido de las terrazas de oscura pizarra ("aus der Schieferterrassen") del curso bajo del Mosela (se trata de un Mosel-Saar-Ruwer), este TBA de Reinhard Löwenstein (en la foto con su esposa, Cornelia Heymann-Löwenstein) es un vino hecho para soñar, pensado para degustar solo o con gente a la que aprecies mucho, mucho.


Tiene el color puro, intenso y brillante de un albaricoque de mejilla roja maduro. Sus aromas son muy francos, casi afilados y asaltan la nariz con una frescura, una jovialidad y una juventud que pronostican larguísimos años de vida al vino (previsión de 20 años más, por lo menos). Tiene los aromas de la piel de mandarina estrujada, de la flor de azahar reventando el aire de Sevilla, de los pétalos secos de rosa. Tiene el tacto y la tersura de la piel joven: llena la boca con una explosión de sabores dulces, con una frescura de bajísimo alcohol (6%) y con una acidez extraordinarias. Tiene el posgusto larguísimo, intenso de la confitura de limón con su piel y de los orejones de albaricoque.

No sé ni cuánto pagué por él pero no voy a enturbiar este comentario con precios. Sólo diré que quien encuentre botellas de este 2000 las compre y quien tenga alguna, la guarde por lo menos 10 años. Por supuesto, es un vino que pide a gritos ser tomado solo, sin más, en agradable conversación y cuando principie el trago, en obligado silencio. Pero nosotros lo tomamos con un entrañable amigo que aportó otra nota de prestigio a la mesa:


Para quien no lo sepa, Foix de Sarrià fabrica sus panettoni durante todo el año. Si uno va a la pastelería (una de las mejores de Barcelona) y tiene la suerte de que ha salido una tanda de panettoni, la ocasión la pintan calva. Es un postre que nos vuelve locos en casa y tomarlo en el mes de julio, en una noche casi de luna llena, al fresco de la brisa de Levante y con una botella de este TBA extraordinario...qué queréis que os diga, casi se oía el aleteo de las famosas mariposas Apollo winningensis que alegraban las sobremesas de los dinosaurios, allí donde Reinhard fabrica ahora sus maravillosos vinos.

La foto del "lemon curd" en el collage es de A Cat in the Kitchen.

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