Una buena opción para acompañar este tipo de comidas es un rosado del año. Uno de los que más me ha gustado este verano en Mallorca es el Son Caló rosat 2006 de Miquel Oliver. Se trata de la bodega insignia de Petra, una de las más reconocidas en la DO Pla i Llevant, que presenta, este año, un rosado muy interesante, confeccionado con algunas variedades emblemáticas de la isla: callet y fogoneu, con aporte frutoso de la tempranillo. Le da una buena complejidad la maceración de dos días con los hollejos, tras lo cual ha fermentado otros diez, a temperatura controlada y en depósitos de inoxidable. Pasa una leve crianza en roble y ha sido embotellado en marzo de 2007. Yo aconsejo consumirlo (a pesar de lo que dice la web de la bodega) sobre los 10ºC y, por lo catado, puede alargar su vida hasta 2008 a la perfección. Es un vino que tiene el atractivo color del fruto del granado, limpio, brillante, intenso. Tiene una nariz y un sabor bastante tánicos, casi "antiguos", con personalidad y presencia, cuerpo y algo de profundidad: es un rosado atípico en Mallorca, que recuerda, casi, al excelso de Bàrbara Forés o al PV de Pago del Vicario. Aquí no hay palotes de fresa ni caramelos de nada, hay aromas muy marcados de la mora en su zarza y de la zarza mismo y un paso por boca fuerte y con carácter, que remata en un posgusto agradablemente amargoso, como de corazón lígneo del fruto del granado. Un vino para disfrutar, sin duda, al fresco del atardecer, junto a encinas y algarrobos, oyendo el canto angustiado de los alcaravanes, mientras uno siente casi cómo la tierra se va deteniendo, poco a poco, bajo los pies.Los entrecomillados del texto pertenecen al libro de Miquel Barceló, El terme de Manacor, Ensiola Editorial, Muro, 2007 (ensiola@imuro.com, ISBN 978-84-935494-4-2). No es mi objetivo, con este blog, hacer crítica literaria, pero quien haya disfrutado con El llano en llamas y Pédro Páramo de Juan Rulfo, tiene que acercarse a este libro de relatos.
Una traducción del primer entrecomillado en catalán podría ser: "El extremo de Manacor es un paraje fuera de la villa inconmensurable y seco. Llega sin más después del lugar donde, tiempo atrás, se encontraba Felanitx. Signos de su abrupto inicio son la hilera de restos de molinos de viento, torres de vigía evacuadas con prisa ante la inminencia del ataque de un pavoroso enemigo..."
Del segundo entrecomillado: "chillidos pausados...y, a ratos, el poderoso batir de sus alas volando hacia los claros del bosque, a lo lejos".
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