Para alguien como yo, a quien gusta descubrir y dejarse llevar por el olfato tanto como estar bien informado de antemano, un libro como el de Lucía Alemany es, sin más, un tesoro. Mi santa lo encontró medio perdido entre anaqueles de una vieja y muy ilustrada librería de Sóller casi al inicio de nuestra estancia y junto con otra bibliografía básica, para el zurrón se fue. Leímos la información que publicaba de algunos de los restaurantes que ya conocíamos del año pasado y vimos enseguida que se trataba de un libro-guía atípico: comentarios muy personales (aquello que más le gusta a Lucía; los detalles de la personalidad de quien hace la comida; localizaciones especiales...), grandes acuerdos con aquello que ya habíamos probado y gusto por los lugares tradicionales, recónditos y con solera, además de un fuerte aprecio por la Mallorca interior.Este Restaurantes de Mallorca (segunda edición revisada de 2007, en J. J. de Olañeta Editor, ISBN 84-9716-461-X) nos ha dado buenas alegrías este verano. Para muestra, algunos botones. De la zona de la Serra de Tramontana, en Sóller, descubrimos (es un decir: ¡lleva abierto desde 1880 y desde 1925 lo regenta la misma familia!) un pequeño hotel junto a la estación, El Guía (de sobrenombre Ca's Pentinadó), con un camarero que canta la carta y las bondades del restaurante, que merecería por si mismo ya una visita: excelentes calabacines rellenos de verduras (plato estrella), croquetas de pescado, canelones de los de la abuela para los niños, anfós (mero) a la plancha, extraordinario gató y muy conveniente precio.
De la zona de Migjorn (la nuestra), uno de los que más nos gustaron es Sa Plaça, en S'alqueria Blanca (Santanyí), plaça Sant Josep, 22 (971164022). Con un bello local, en verano ocupan con alegría la plaza del pueblo y han tenido el acierto de convertir su cocina en un "restaurante de tapas", algo muy poco habitual en la isla. Raciones completas o medias raciones desfilan a buen ritmo: patatas bravas de tierno corazón y suavemente picantes (la patata mallorquina, qué monumento); tumbet sabrosísimo con un concentrado de tomate de aúpa; caseras croquetas de pollo; caproig a la plancha, con espinacas y sobrasada con miel en pasta de bric. Pocas complicaciones y calidad al fresco de la noche de verano.
En pocas palabras, amigos, no se trata de una recomendación bibliográfica más, la que os propongo, sino de una llave maestra que os irá descubriendo y abriendo algunos de los lugares gastronómicos más interesantes de Mallorca, con una única concesión, que no es a la moda, sino a la calidad ubicada en lugares con interés.
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