17 de gener, 2008

Gatinois 2000 con su pasta


Hace cierto tiempo, tuve ya la oportunidad de escribir sobre este champagne de Aÿ: pequeño productor, gran mimo hacia la pinot noir, excelente producto a precio ajustado para la calidad que ofrece. Quedan ahí, pues, los datos. Se trata de uno de mis productores favoritos y para desengrasar un poco el asunto de las fiestas recién pasadas, me decidí a abrir una botella sin más pretexto, como veo que hacen mis amigos más expertos en la Champaña, que disfrutar de ella. Un día de cada día, un plato sencillo pero sabroso y que case, en mis gustos, con las características de este champagne: abierto y conservado en frío un buen rato antes de sus consumo, ofrece el color de la paja dorada, oro intenso,

burbuja muy fina y persistente, que forma largas columnas hacia la superfície. Deliciosa y sabrosa crianza que se manifiesta a través de aromas de manzana al horno y del sabor punzante pero dulzón de la levadura de París (notas de autolisis). En boca ofrece una cremosidad excelente, única, poderosa, con matices calcáreos y, un poco, de mantequilla, casi con sal (algo secante). Lo tomamos con una pasta fresca, rellena con espinacas y pollo asado, con un mínimo aderezo de una pizca de orégano, un poco de parma y un chorretón de aceite de primera prensada. ¡A fe que la reunión de ambos elementos produjo un buen hermanamiento entre Francia e Italia!

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Kagami y Rita

Escribo este texto el domingo 12 de mayo de 2019. No sé cuándo lo publicaré (al final, ha sido el 8 de diciembre de 2025, sic) pero quiero d...