La Torre do Esporâo es el símbolo de la Herdade do Esporâo (en Reguengos de Monsaraz, un poco al norte de Beja, en la zona sur del Alentejo), una de las bodegas más importantes del sur de Portugal y, casi me atrevo a decir, de Portugal. Con una historia un poco convulsa, que pasa incluso por la revolución de 1975, la Herdade se ha consolidado como una marca que aúna gran producción y, al mismo tiempo, diversidad y calidad. Puede que el vino que he elegido no sea uno de los más alabados de la casa (quizás el que más, el Esporaô private selection Garrafeira), pero a mí me atrae ir probando, ya lo sabéis, monovarietales de distintos países e ir comprobando sus características. Y la Herdade ofrece una atractiva colección de algunas de las variedades más populares en la querida Portugal: entre las tintas, la alicante bouschet, la trincadeira, la aragonês y la nuestra, la touriga nacional, algunas de ellas presentes, también, en las viñas españolas.
Seis meses en una mezcla de robles francesa y americana y otros seis de reposo mínimo en bodega con la botella completan el proceso: 13,5 %. Conviene abrir la botella por lo menos media hora antes y servirlo "fresco" (sobre los 15ºC-16ºC).He usado, para beber este vino, la copa Breathable Glass, tipo Burdeos, que me dejó mi amigo Ramon y creo que eso, junto con la media hora, le han sentado de maravilla. Tiene un color muy bello y vivo, casi joven, rubí granatoso de capa media tirando a alta. En nariz y a copa parada todavía, sorprende (¡es un 2003!) una explosión de fruta, con mucha mora, primero, y después la nota de la madera (marcada por un cuero noble de fondo) y, con el vino ya aireado, una gran sensación de aromas secundarios, capitaneada por un bizcocho de frutas del bosque. En boca gana todavía más este vino: sabroso y largo, muy largo, con unos taninos algo secantes (en la parte delantera del paladar) pero redondos y sin aristas. Me parece claro que, aunque no es necesaria la decantación, la copa y el aireado que le da le sientan de maravilla. La poca madera que lleva también está muy bien puesta y no le pesa nada ni en nariz ni en boca. Me reafirma en lo que llevo pensando desde hace tiempo: a este tipo de tintos, si quieres disfrutar de su frutosidad y su vinosidad, dales poca madera y muy equilibrada. Si no lo haces, los años acabarán pasando factura al vino. Apuntalan a este sólido conjunto unos bellos matices de ciruelas pasas, de fondo de cazuela de pipa y de pétalos desecados de rosa y de violeta. Con la copa y algo de temperatura, los aromas terciarios se apoderan del vino y de la nariz, pero lo hacen sin girar la cara a la fruta, de forma elegante. Se trata de un vino que he disfrutado de veras, que me ha devuelto los buenos aires y matices alentejanos y que he comprado por 15 euros en Pura Cepa. Vinos-Delicatessen, una tienda que tiene una buena selección de vinos portugueses y que acaba de trasladarse: ahora les encontraréis en Avda. Mistral 31 (telf. 9332541798), de Barcelona.
La foto del racimo es de Catavino; las otras dos, de la página web de la bodega.
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