En la sierra de la Contreviesa, en plenas Alpujarras granadinas, se encuentra la bodega de Manuel Valenzuela, Barranco Oscuro. Con las instalaciones situadas a más de 1000 metros y cepas incluso sobre los 1300, a 10 km en línea recta del mar (¡bajar ya es otro asunto!) y a otros tantos del Mulhacén (con nieves quasi-perpetuas), el entorno, el tipo de suelo, el clima de la zona, convierten a Barranco Oscuro en un caso único y digno de admiración y seguimiento en nuestro país. Con un clima continental extremo, escasas lluvias, suelos pobres y poco profundos, con esquistos, lajas de pizarra y arcilla, Manuel revitaliza el Cortijo Barranco Oscuro (con historia que arranca de 1873) a partir de los años ochenta y su inquietud, su trabajo incesante y sus ganas de experimentar permanentes, le han llevado a tener un catálogo de vinos y de variedades de uva enorme, desde las esperables, por bastante universales, garnacha, merlot, syrah o pinot noir, hasta las lógicas vijiriega o pedro ximénez, pasando por las inesperadas riesling o viognier.
Digamos que las condiciones de vida y de trabajo en la zona no son fáciles, pero la voluntad de Manuel ha hecho renacer la cultura vitivinícola de la Contreviesa y la ha adaptado al entorno de forma ejemplar. Manuel se ha convertido en un icono andaluz de lo biodinámico: lo que en Francia (en la Loire) sería un "vin naturel" es, donde Barranco Oscuro, un "vino auténtico", un vino en que las técnicas y los elementos que se usan son naturales y sólo hay levaduras autóctonas (con la excepción del espumoso de vijiriega). Xarab es la última creación, personal, de Manuel. Transcripción literal del árabe "sarab" ("bebida, poción", con derivados como "xarop", "jarabe", "siroup", "sciropo"...), Xarab 2005 es una destilación de sabidurías, la "poción mágica" de Manuel. Se trata de un VND único (no es broma: 580 botellas renanas de 375 ml es la producción), cuya pedro ximénez (monovarietal) procede del pago Cerro de las Monjas.
Este pago es el más alto de la bodega (1350 metros de altitud, sobre suelo de pizarra) y la uva obtenida, sobremadurada, ha fermentado de forma natural y ha finalizado el ciclo de la fermentación, también de forma natural, a los 11,4% de alcohol. Se han conservado 211 gr/L de azúcar residual y el vino ha pasado 20 meses entre depósito de acero, barrica de roble y botella (envase, sin sulfitos añadidos, en junio de 2007). Conviene servirlo sobre los 10-11ºC. Tiene un bello color que va del ámbar claro a la miel de acacia, con una sola tonalidad y un gran brillo en copa. Sus aromas son los de la uva pasa, los del pan de higos y los del moscatel maduro, con leves recuerdos a caramelo toffee y al azúcar que ha pasado un buen rato al horno, en compañía de manzanas regadas por porto (las que hacemos en casa, vaya). Si sus aromas son nítidos y cautivadores, su boca es pletórica, redonda, muy atractiva, con una viveza, un frescor y una largura que hacía tiempo no notaba en un vino español de este tipo: incluso se nota un leve deje de carbónico, que aumenta su viveza y alegra la presencia del azúcar residual. Imaginad una de esas uvas grandes de la vecina Málaga a medio pasificar, imaginad cuando la mordéis, imaginad esa explosión en la boca a medio camino entre el dulzor, la fruta y su frescor. Eso es éste vino. Me ha gustado mucho, la verdad, y con una coca de brioche con manzanas y pasas ha quedado de maravilla.El vino sale por 29 euros en bodega y yo he podido catarlo, como otros vinos de Barranco Oscuro, gracias a las muestras que me ha mandado la casa. Esto no tiene nada que ver para que os diga, sin más, que merece mucho la pena que intentéis encontrar alguna de las botellas que todavía andará por el mercado.
Las fotos utilizadas proceden de la página web de la bodega Barranco Oscuro.
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