
Cuando Pilar y José propusieron su tema para IEC#8, Vinos con espíritu de Carnaval, estuve dudando bastante porque no acababa de imaginarme cómo podía interpretar el espíritu de su convocatoria. Hasta que mi amigo Sobrevino, una vez más, se presentó con la solución a mis problemas. Él había hablado hace cierto tiempo de este vino y recuerdo mi sorpresa y, casi, asombro ante el descubrimiento: ¿¡un moscato d'Asti en Navarra!? Pero ¿no está en el Piemonte Asti...? Pues sí, claro, pero resulta que Bodegas Ochoa venía experimentando con esta tipo de vinificación hasta el punto de que se trajeron de Italia todo el material necesario (autoclaves incluídas) para hacer un vino tipo moscato d'Asti, pero con la moscatel de grano menudo de sus viñedos, supongo que de la finca de Traibuenas.
En pocas palabras y se mire como se mire, un mosto de uva moscatel navarra se disfraza, se acarnavalea y se nos presenta como si de un moscato d'Asti se tratara, ni más ni menos que el Moscato de Ochoa 2006: como monovarietal de moscatel de grano menudo, con la burbuja inducida al "vino" (5,5%) a través de autoclave y con unos azúcares residuales que hacen al conjunto como algo realmente apetecible y que había que probar. Un candidato ideal, además, para esta etiqueta de "vinos de Carnaval". Imposible de encontrar en Barcelona, Sobrevino, de nuevo, me regaló una botella, que es la protagonista de esta nota (así como la foto, que también es suya): ¡gracias, amigo! Su color es amarillo pálido, como el de ciertas margaritas y en su presencia destaca una burbuja que es más fina que la de los moscati italianos, aunque igualmente inmóvil. Su fragancia es persistente y discreta al mismo tiempo: aromas de uva moscatel madura, de agua de rosas, de albaricoque bastante maduro y de lima-limón (sobre todo en posgusto). Su cuerpo es liviano y su paso en boca suave, con un carbónico nada agresivo. Deja un leve amargor vegetal y un dulzor muy controlado, que indican quizás que sus azúcares residuales son menos que los que suele uno encontrar por Italia (la página web de Ochoa no dice nada sobre este vino). Tras un tiempo en copa, asoman agradables aromas de levadura, con un inconfundible recuerdo, para mí, del dulce polvorón y el suave alfajor. Un vino agradable que hará las delicias de la pastelería con hojaldre, por ejemplo.































