Arribes son las pendientes escarpadas que se encuentran a ambos lados de los ríos Duero, Tormes, Huebra, Camaces y Águeda. La comarca que toma su nombre, Arribes del Duero, está situada al oeste de la comunidad de Castilla-León, en el ángulo NO de la provincia de Salamanca y se extiende a lo largo de las orillas izquierdas del Tormes y del Duero, hasta la entrada de éste en Portugal por el término de Fregeneda: es la frontera natural entre España y Portugal. De larguísima y posteriormente olvidada tradición vitivinícola, la comarca y el Parque Natural que alberga, poseen ahora una DO con el mismo nombre, Arribes. Los materiales que alimentan las cepas del entorno son, sobre todo, pizarras que alternan con areniscas silíceas y con gneis. Los viñedos que están cerca del Duero gozan de un clima especial, atenuado por la masa de agua del río, con inviernos más cortos, suaves y húmedos que los de la llanura del altiplano que corona las Arribes, y con veranos más largos y calurosos. En los viñedos de las Arribes la precipitación media anual es de 600-700 mm/año (en la llanura superior, 400-500 mm/año!). Todo ello configura un espacio casi único en España, con unas características que están a medio camino entre las escarpadas laderas naturales y pizarrosas del Priorat o del Bierzo y las no menos duras de trabajar, pero mucho más húmedas y aptas para otras variedades, de las viñas del Mosela y el Ruwer, sobre todo.
Un espacio que emociona, donde algunas bodegas han querido y sabido preservar cepas muy viejas (entre 60 y 100 años, ni más ni menos: ¡la edad media de la DO está en los 65 años!) de variedades autóctonas. Emociona porque uno ve a la planta luchando contra la pizarra para adentrarse en las profundidades de la tierra. Emociona porque uno sabe de la dificultad enorme del laboreo en este tipo de terrenos (¡me he paseado por las tres zonas antes citadas y en alguna de ellas, he trabajado!). Y emociona porque quien sepa trabajar bien las uvas que han crecido y se han adaptado de siempre a esta tierra y a un clima así, acabará produciendo algo único, distinto y con particularidades muy difíciles de encontrar en otras partes. Todo esto, como amante del vino, sin más me emociona. Protagonistas de la DO Arribes, a la que hay que estar muy atentos desde ya, tienen que ser las variedades autóctonas: entre las tintas, la bruñal, la rufete y la juan garcía; entre las blancas, la puesta en cruz y la albillo. Todas comparten territorio en Castilla y León y en Portugal (no conoce la agricultura de fronteras políticas), pero todas tienen un espacio idóneo en esta DO. Especial protagonismo ha tomado, quizás, la juan garcía (junto con la rufete) porque se han preservado cepas suyas muy viejas. Es una planta de brotación tardía, más bien rastrera y de escasa vegetación, de racimos compactos, de uva gruesa y con buena maduración que se complica si las lluvias llegan cerca de la vendimia: sus hollejos son finos (lo que le dará un carácter especial a los vinos) y se abren con facilidad.
Las Bodegas Ribera de Pelazas, en Pereña de la Ribera (Salamanca), son atrevidas, valientes y han entendido que el camino a seguir era tratar con mimo esas cepas de juan garcía, hacer grandes selecciones en planta y en mesa y darles casi una vinificación de vino de guarda. Hay que tener presente que la juan garcía es una variedad muy apta para hacer vinos jóvenes, de trago fácil y con maceración carbónica. Atreverse a darle 12 meses (Abadengo, con cepas de 60 años) ó 18 meses de roble frances y rumano (Gran Abadengo, con cepas de 100 años) de tostado medio bajo y grano fino, no habrá sido una decisión sencilla. Están donde deben, tienen la fruta que desean pero quieren avanzar: hacen bien y lo que yo he probado, creo que les da la razón con creces. ¿A qué sabe la juan garcía de estas dos marcas? ¿Cómo es? Son vinos de capa media, que presentan una ligera evolución de color, aunque domina en ambos el color del zumo del granado que va hacia la violeta. Ambos presentan, no en nariz sino en boca, un leve (muy leve en Gran Abadengo) recuerdo de carbónico, que hace que su paso por boca, junto con lo que es propio de la juan garcía, sea ligero, suave y discreto, agradable y de cuerpo medio: jamás se hace pesado. Aromas de fruta roja madura, aires de menta silvestre, puntas de regaliz roja y, con más temperatura, de regaliz de palo, adornan ese paso, que se complementa con un matiz muy especial que se mueve entre la piel de la cereza madura cuando la retienes en la boca y la ciruela casi pasa. En posgusto, que es bastante largo, ofrece recuerdos de cacao en polvo (también en boca se nota eso: es algo astringente, como el buen y puro cacao) y de las almendras verdes que uno encuentra en los amaretti. Son, además, bastante alcohólicos (recuerdos de guindas en alcohol): la juan garcía es una variedad de baja graduación normalmente y aquí los vinos llegan a los 14,5-15% fácilmente.
Son dos vinos únicos (por supuesto, hay otras bodegas en la zona que también vinifican esta variedad y otras, auctóctonas), por todo lo que representan, me han gustado y recomiendo que los buenos aficionados intenten pasar por ellos alguna vez. Esta bodega tiene, además, un monovarietal de bruñal: no digo más. Joaquín Charco (fastuska@hotmail.com) lo distribuye en la zona de Barcelona. Él me ofreció estas muestras y a él le quiero agradecer públicamente los buenos ratos que me ha hecho pasar: tomé el Gran Abadengo 2004 con un filete ruso (no industrial), a la plancha y la increíble Mostaza Tradicional de El Tupí de la Cerdanya de Joan Sangenís, y la combinación fue impresionante.Cuando me pregunto por qué me está apeteciendo tanto en los últimos tiempos probar más y más monovarietales de uvas autóctonas (sean de la zona que sean), me viene a la cabeza una declaración de John Radford, que comparto por completo desde hace mucho: "un vino tiene que decirnos de dónde viene" (revista Vino&Gastronomía, n.223, p.8). No tengo la menor duda, tras haber probado estos Abadengo y Gran Abadengo 2004 y tras haber conocido y estudiado la historia y características de la DO Arribes y del Parque Natural de Las Arribes del Duero y de sus variedades autóctonas, que ya sé a qué sabe la juan garcía de verdad y en pureza, ya sé de dónde viene y ya intuyo, además, que en esta DO se seguirán haciendo grandes y particulares cosas. ¡Y me gusta que esto siga sucediendo en España!
La foto del Duero a su paso por sus Arribes es de Paisajes Digitales, una página web con fotos de impacto, bellísimas.
La foto del Duero a su paso por sus Arribes es de Paisajes Digitales, una página web con fotos de impacto, bellísimas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada