Unas horas de más en la maceración del mosto con los hollejos hicieron que este vino rosado de los Ménard no fuera aceptado por la AOC Rosé de Loire. Y yo me digo: pues por muchos años los viticultores y bodegueros sigan haciendo lo que les parezca oportuno con sus vinos y nosotros, como consumidores, podamos disfrutarlo y hablar de ello para que la producción no se muera de risa en la bodega. Este Vin de Table de France, con un 80% de Cabernet Franc y un 20% de gamay, pasó, en efecto, 72 horas con los hollejos, se hizo vino en inoxidable y está a disposición del avisado consumidor en L'Ànima del Vi, a un precio muy conveniente. Olaf habló de él hace poco y a mí me apetecía combinar una entrada con éste vino de Les Sablonnettes y el rosado, también atípico y fuera de marcos reguladores, de Mark Angeli ("Rosé d'un jour"). Pero Benoît, con tino, no se la jugó: inexplicablemente (por lo menos para mí), Angeli, como Puzelat, no tienen gran (en cantidad) salida en Barcelona y cuando las seis botellas que trae se acaban, vuelve a pedir. Se cruzaron dos huelgas de transporte, en España y en Francia, se cruzaron los primeros calores serios del verano, y Benoît pensó "será para septiembre".
Este vino, cuyo estupendo título remite por vía directa a mi querido Magritte, no es, en efecto, lo que parece. Como en otras ocasiones, se acerca al paradigma de aquellos rosados que tienen, casi, alma de tinto, claretes vaya. Con 12,5% y una temperatura de servicio aconsejable entre los 10-11ºC (lo siento pero soy de los que cree que el excesivo frío no permite percibir ni en nariz ni en boca todas las posibilidades de un rosado o de un blanco), este hijo ilegítimo del Layon, ofrece un bellísimo color rubí de cierta intensidad y capa media. Aromas muy directos de grosella madura, vegetales intensos (tanto en nariz como en posgusto) de zarza de la mora en pleno verano y, con perdón por la imprecisión, de todos los frutillos rojos de baya que puedan crecer en un jardín descuidado y lleno de maleza, pasado agosto y con los primeros aires frescos de septiembre. Pureza, autenticidad y un paso muy sedoso y agradable por boca (aquello que los franceses llamarían "charnu"), completan lo que se convierte, a voces en gran recomendación (¡¡¡6,9 euros la botella!!!).
La sabiduría de la lechuza de Atenea, que preside el conjunto, majestuosa y medio oculta, desde el tapón grabado, explica el porqué de esta grata sorpresa:"Polisson gourmand,
ce Rosé s'est régalé
de tous les fruits rouges du jardin...
Il en rougit encore de gourmandise!...
La couleur excessive de ce Rosé
ne peut prétendre à l'AOC..."
Qué mejor definición que la que los Ménard se han dado: la color es la que tendría que subir a las mejillas de los responsables de la AOC por rechazar a este vino porque, según su definición, tendría que haber sido de "robe cristalline, couleur rose pâle aux reflets gris, à la couleur rose framboise aux reflets orangés". A nosotros, mientras tanto, ¡que nos lleguen muchos "barcos" con polizones y "patitos feos" como éste!
La foto de la etiqueta del vino es de Olaf en Uno+....
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