Uno de los momentos culminantes de nuestras vacaciones en Mallorca viene siendo (¡peligrosa tradición para los queridos amigos que nos acogen!) un encuentro en Son Vaqué, en el término de Manacor. La protagonista absoluta de la comida, además del encuentro y la amistad, es la gamba que llega cada verano al puerto de Felanitx, Portocolom. Grande este año, rozando los 15 cm, y con el único trámite de una plancha, se convierte en uno de los mejores portaestandartes de la gastronomía de la isla: sencillez, sabor profundo de mar (chupar sus cabezas con fruición es, sin más, un momento místico), suavidad y, al mismo tiempo, entereza de sus carnes. Quien pueda pagarlas y las vea por la zona, que no desaproveche su ocasión. Este año tuvieron unos entremeses de empaque: tortillas de patata y de calabacín (me haré pesado, pero las patatas y las verduras de Mallorca, sobre todo si proceden del centro y noreste de la isla, son algo que hay que conocer), ligeras y jugosas. Y lo que véis en dos retazos de la foto, otra muestra de la imprescindible harina mallorquina: cocas con trempó y con pimiento rojo a la brasa. El trempó se suele tomar frío, como ensalada, con pimientos, cebolla blanca y tomates, pero cuando se sirve sobre la finísima masa de la coca mallorquina, supera lo razonablemente bueno...Y lo mismo, pero redoblado, sucede con la de pimiento rojo, con un punto único en que se mezclan dulzor, picante y acidez, hum...26 d’agost, 2008
Hitos de estío
Uno de los momentos culminantes de nuestras vacaciones en Mallorca viene siendo (¡peligrosa tradición para los queridos amigos que nos acogen!) un encuentro en Son Vaqué, en el término de Manacor. La protagonista absoluta de la comida, además del encuentro y la amistad, es la gamba que llega cada verano al puerto de Felanitx, Portocolom. Grande este año, rozando los 15 cm, y con el único trámite de una plancha, se convierte en uno de los mejores portaestandartes de la gastronomía de la isla: sencillez, sabor profundo de mar (chupar sus cabezas con fruición es, sin más, un momento místico), suavidad y, al mismo tiempo, entereza de sus carnes. Quien pueda pagarlas y las vea por la zona, que no desaproveche su ocasión. Este año tuvieron unos entremeses de empaque: tortillas de patata y de calabacín (me haré pesado, pero las patatas y las verduras de Mallorca, sobre todo si proceden del centro y noreste de la isla, son algo que hay que conocer), ligeras y jugosas. Y lo que véis en dos retazos de la foto, otra muestra de la imprescindible harina mallorquina: cocas con trempó y con pimiento rojo a la brasa. El trempó se suele tomar frío, como ensalada, con pimientos, cebolla blanca y tomates, pero cuando se sirve sobre la finísima masa de la coca mallorquina, supera lo razonablemente bueno...Y lo mismo, pero redoblado, sucede con la de pimiento rojo, con un punto único en que se mezclan dulzor, picante y acidez, hum...
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Kagami y Rita
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