31 de desembre, 2007

¿Y para 2008, qué?


Revistas, periódicos, páginas web, blogs sobre vino y comida...muchos se plantean el fin de año como un momento de resumen, de reflexión sobre qué han comido, qué han bebido, qué les ha gustado más. Y yo, aunque no soy de esa sensibilidad, agradezco mucho este tipo de trabajos porque, más que otras cosas, te permiten tener buenos listados de vinos y espumosos, aconsejados por expertos que los han catado y han disfrutado con ellos. A mí me motiva más proponeros el futuro, tal y como lo veremos: diez deseos, propósitos, diagnósticos, tendencias, situaciones que o quiero que pasen o creo que van a pasar en 2008. Ya se sabe: ésto es sencillo. Dentro de unos meses nadie se acordará de lo que he escrito aquí y nadie me exigirá razones sobre ésta o aquella metedura de pata. Y yo, en el rato en que habré hecho este ejercicio entre visionario y pasional, me lo habré pasado en grande. No es poco.

1. Los cultivos en la viña serán cada vez menos químicos. No me atrevo a hablar de "ecológicos" (pues todos, por naturaleza, !lo son!) o biodinámicos, pero entre Gore y las modas, creo que la viticultura será cada vez más respetuosa con el medio en que se produce. 2. Cada vez se dará menos importancia a la madera nueva y de tostado medium plus: masticaremos menos taninos de serrucho y los vinos serán, cada vez más, más vinos, más fruta y menos madera. 3. Las vinificaciones tenderán a devolver su importancia a los depósitos grandes, sean de madera, de cemento o de inoxidable y tanto las fermentaciones alcohólicas como las malolácticas y las microoxigenaciones irán volviendo, progresivamente, a este medio. 4. Las uvas autóctonas ganarán en importancia. No digo que se menosprecien la merlot en Catalunya o la riesling en la Alpujarra. Digo que la riesling tenderá a progresar en su ámbito natural y donde más se la conoce desde hace siglos y lo mismo sucederá con la garnacha peluda, con la garganega y con la pinot noir. Ello repercutirá en un aumento de los monovarietales con uvas autóctonas y en un detrimento de los vinos "sin papeles" (afortunada definición de Herr Abt), es decir, de los vinos cuyos ensamblajes se pueden encontrar en todas partes y que saben igual en todas partes.


5. Cada vez se valorarán más los vinos blancos. Ya forma parte del pasado aquella abominable tendencia a despreciar los blancos en favor de cualquier tinto. En España el avance será imparable y el país marcará tendencias, sobre todo en las uvas que nos son propias. Aunque se trabaje con la madera, aquí mandarán las vinificaciones que persigan vinos de una longevidad media (3-4 años) sin uso de la madera y con levaduras autóctonas. 6. Será el año en que los jovenes tomarán el poder. Los viejos suficientemente preparados y, sobretodo, entusiastas, ayudaremos lo que podamos, pero los jóvenes abandonarán el calimocho y beberán cada vez mayor calidad. Muchos vinos se adaptarán a ellos. 7. Las zonas consideradas emergentes en España (de otro país no me atrevo a hablar) dejarán ya de serlo. O se adaptan a lo que les cae encima (puntos anteriores) o irán cayendo poco a poco. Más que zonas o DOs emergentes, hablaremos de viticultores emergentes que hacen lo que creen mejor con sus viñedos, uvas y vinos, al margen de DOs y de reglamentos. 8. Por la razón antes apuntada, las DOs se adaptarán drásticamente (último ejemplo, DO Navarra) o perecerán. Peor: los viticultores pasarán de ellas y de sus reglamentos porque nada aportan ni a sus vinos ni a su estrategia comercial. Cada vez más gente saldrá de las DOs y buscará, al amparo de su calidad, el respeto del público bebedor.


9. Los sistemas de comunicación que permiten que la información y las opiniones circulen con rapidez y libertad, seguirán creciendo. Los medios tradicionales tienen los días contados y o adaptan sus estrategias, convirtiéndose en transversales y multisectoriales, realmente abiertos a sus lectores, o irán languideciendo. 10. Espero seguir teniendo fuerzas y ganas, no de beber y de comer a gusto (si los dioses lo quieren, esto está garantizado), sino de seguir descubriendo y conociendo cosas y tener capacidad para contarlo. Espero que los que nos dedicamos a esto, desde el absoluto anonimato y buen amateurismo, entendido éste con entusiasmo, preparación e información, sigamos creciendo y sepamos mantener el respeto y benevolencia de quienes ya nos leen y ganar el de quienes nos ignoran.

Y mientras tanto, hagamos caso de los dos últimos versos de la Tabernera seudovirgiliana:

pone merum et talos. pereat qui crastina curat:
Mors aurem vellens «vivite» ait, «venio».


"Sirve vino y pon los dados. Muera quien se preocupe por el mañana:
La Muerte te susurra al oído "vivid, que ya vengo". Pues eso.

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