01 de novembre, 2008

Tricó 2007, con calabaza


Este vino requiere una explicación previa, más filológica que enológica. La tomo de la contraetiqueta del vino porque los diccionarios electrónicos de galego al uso no llevan esta palabra, la que le da nombre: tricó. En Cequeliños (aldea de donde procede la madre del hacedor del vino), dícese del último hijo que llega con gran diferencia de edad en relación con sus hermanos mayores, que aprende de sus experiencias más que ningún otro y que, además, suele quedarse en casa cuidando de los padres. Hasta aquí podría uno pensar "una originalidad más..." Pero si resulta que quien firma y hace el vino es José Antonio López (antes Morgadío y Lusco do Miño), la cosa cambia y la metáfora, claro, está servida. Y bien bonita que es: el "hijo" al que no se esperaba es Tricó (en su añada 2007 en el mercado), su padre es el Sr.López y lo que él espera de su hijo tardío, que ha aprendido un montón de sus "hermanos mayores", es que le "cuide" en su edad madura.

Tricó 2007 es un albariño hecho sobre sus lías que no conoce más que el acero inoxidable. Es un vino que, con toda probabilidad debido a eso, ganará y ganará en botella pero que, ahora mismo, está ya en un momento bueno. Es un vino de 13,5% que hay que tomar sobre los 10ºC y que se muestra en una fase muy joven, con un color amarillo pálido, con mínimas vetas de verdor. Es un vino de nariz expresiva, que irá a más, con aires de fruta blanca y de cítricos (pera limonera en sazón, vaya). Con una acidez y una presencia exuberantes en boca, su paladar es suave, armónico. En nariz, en paladar, en posgusto, muestra el vigor y frescor de la hierba húmeda del prado, de la flor de acacia en el paseo al atardecer. Ligeramente amargoso al final, es un vino que gusta y enamora, que envuelve y arrastra y que habrá que seguir muy de cerca. Lo compré por 12,92 euros en Cuvée 3000.

Es un vino que recuerda no poco a los zárates y do ferreiros básicos, un albariño que se añade, directamente, a mi lista de preferidos blancos galegos. Lo tomamos, por su natural amable en boca y por el contrapunto fresco que ofrecía, con una receta a base de calabaza. La calabaza es uno de nuestros manjares otoñales preferidos. A mi santa y a mí nos encanta y ella la trata con un cariño especial. El plato que acompañó al Tricó 2007 es bien sencillo pero muy sabroso: pasta fresca rellena con calabaza, que se acompaña de un sofrito (hecho con lentitud) a base de cebolla de Figueras, de ascaluña y de dados de calabaza. Servido encima de la pasta, y con un chorretón de buen aceite: ¡sencillo, sabroso, otoñal!

PS. La foto inferior es del dibujo que la madre de José Antonio López hizo en 1938 del territorio donde se encuentra su aldea, Cequeliños. Lo hizo en la Escuela de Niñas de Arbo y ahora forma parte de la contraetiqueta de Tricó 2007. ¿A que es una bonita historia?

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