15 de febrer, 2009

Nita 2007

Meritxell Pallejà es la enóloga detrás de este vino. Su bodega, de vino único (que yo sepa y por ahora: su página web no da muchos datos), se encuentra en Gratallops y cuentan las cosas que he leído de ella que se adhirió a la forma de trabajar biodinámica tras una temporada en la Borgoña. Su proceder, pues, tanto en campo como en bodega, atiende a las fases del calendario lunar agrícola (por así llamarlo) y hay que destacar de este vino, ampliamente difundido y comentado, que es de aquellos prioratos que muestra lo que lleva, y punto. Garnacha, cariñena, syrah y un poco de CS para este 2007 que llega con 14% y conviene servir sobre los 16ºC. Confieso que le tengo debilidad, que he probado todas sus añadas (aunque no guarde botellas de ellas) y que me gusta la expresión de su fruta. Confieso, también, que jamás he tenido en cuenta en qué tipo de día abría la botella. No soy, aunque le dedicaré horas al asunto (porque me interesa), estudioso de la biodinámica de Rudolf Steiner, sé que M. Pallejà recomienda que su vino se abra en días flor (en febrero han sido o serán los 1, 17, 18, 19 y 20) y el azar hizo que yo lo consumiera en uno de sus días buenos (aunque no de los mejores...), el 1 de febrero. Pero no me atrevo a sacar conclusiones de todo ello, vaya.

Es un vino que no conoce la madera pero para el que suele sugerirse decantación. Yo nunca la he hecho con él, pero con esta botella probé el artilugio que me regaló el amigo Jordi Melendo. El spinwine, de hecho, es un aparato que, para quien no tenga decantador a mano, hace tres funciones, creo que a plena satisfacción: oxigena el vino cuando se sirve, gracias a un orificio posterior. "Jarrea" el vino, gracias a la espiral por la que éste pasa antes de caer a la copa. Y, además, sirve de eficaz antigoteo. Tomé una copa sin spinwine y, al cabo de un rato, otra con. Y creo que el cometido para el que se ha diseñado (llamémosle "criptodecantador"?) se consigue. El vino tiene una capa media, tirando a alta, de color violáceo intenso. Sin oxigenación y a pesar del 1 de febrero, empieza realmente cerrado e inexpresivo en nariz, aunque al primer trago, sí arranca con un posgusto con el poder de la fruta madura y taninos jugosos pero algo astringentes. Este 2007, en general, es un Nita más comedido, más discreto, no tan "explosivo" como en añadas anteriores y con una garnacha muy interesante. Con el spinwine surgen, más llamativos, aunque igualmente sensatos, aires de zarzamora y vegetales. El vino es muy agradable y largo, estructurado y bastante carnoso. Se suele poder comprar entre los 10 y 12 euros y es una buena opción para conocer un Priorat no muy habitual.

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