
Quiero pensar otras maneras, buscar otros caminos para mi relación con el vino y su cultura. Necesito "hibernar", disminuir mi metabolismo vínico público y concentrarme en el privado. Quiero estudiar y leer más, documentarme mejor y escribir menos. Quiero beber y probar, conocer y descubrir sin tomar tantas notas. Hibernar no significa morir y, por lo tanto, cuando me apetezca mucho y crea que el tema merece la pena, seguiré publicando en el cuaderno. Este blog no muere ni se desactiva: sus contenidos siguen a disposición de quien quiera leerlos y, de vez en cuando, habrá novedades. Pero prefiero ser sincero: no veo la forma, ahora mismo, de seguir evolucionando sin traicionar la esencia de lo que, en mi opinión, tiene que ser un blog. Mientras espero que llegue mi "primavera" y despierto del letargo invernal, acepto gustoso ideas y ofertas relacionadas con el vino y con su comunicación. A ver si encuentro estímulos de calor que me ayuden a superar el frío y a encontrar un camino que sea tan creativo y excitante como lo ha sido éste en los últimos dos años y medio. Sin que suene literalmente a despedida, porque seguiremos encontrándonos, a ratos aquí mismo o allí donde los dioses dispongan, quiero daros las gracias a los que habéis estado al otro lado: todo lo que me ha sucedido desde que tomé la decisión de publicar mis notas ha merecido mucho la pena. Y muchos de vosotros, en público y en privado, lo habéis hecho posible.
La primera foto, de Porrera bajo la nieve, pertenece a Dominic y Paco, de Clos Dominic. Su autora es Íngrid, una de sus hijas. La segunda, de un camino americano en primavera, es de billtam.
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