16 de desembre, 2006

Antara "oli del raig" 2006-2007

Cuando viajo hacia el sur de Catalunya, una de mis paradas "quasi" obligatorias es La Selva del Camp, un pequeño pueblo al que se llega fácilmente desde Reus y que se encuentra a no más de 20 minutos de la Autopista A 2. La Selva del Camp tiene su actividad principal en el cultivo de la tierra y en los frutos que son más característicos de su comarca: frutos secos y aceitunas arbequinas. El lugar en que se elaboran todos ellos es la Cooperativa (C/ Major, 50, telf. 977844125, www.coselva.es), de larga tradición, cuidada tienda de venta al público y amplias posibilidades de "tienda electrónica" y de entrega a domicilio (en su página web). Creo que sus avellanas tostadas son las mejores que he probado jamás y algunos de mis amigos pueden dar fe de ello. Pero cuando llegan estas fechas, el producto estrella es, sin duda, el aceite nuevo de la temporada, elaborado a partir de la arbequina (en la foto BY tbalshi).

Su marca Antara ha recibido múltiples premios y reconocimientos, en su variante de aceite virgen extra. A mí, que por supuesto compro unos cuantos litros del multipremiado aceite, me seduce y agrada mucho más, durante estos primeros días de diciembre, lo que en la zona se llama aceite "del raig", el aceite producto de la primera prensada de las arbequinas, que es envasado directamente sin sufrir manipulación o filtración alguna. Se trata de un aceite que dura pocos días, tanto en la tienda como en casa: en la tienda porque se acaba (el litro se vende a menos de cinco euros), en casa porque precipita con cierta rapidez y pierde en quince días, tres semanas, su ropaje natural. Sigue siendo extraordinario, pero ya no es el aceite del primer chorro de la almazara. Siempre es de acidez inferior a 0,5º(éste año de 0,2º).

Presenta un densísimo color, impenetrable a la luz del sol, que me recuerda sobre todo a la corteza del limón cuando cambia del verde al amarillo pálido. Su nariz es de una fragancia elevadísima y recuerda los campos de olivar con las ramas cargadas de fruta madura. Huele a almazara pura, a ese aroma entre dulzón y ácido del primer aceite que todo lo impregna, y tiene un cuerpo denso, con el sabor puro de la aceituna madura y un retrogusto de frutos secos. Esta mañana me he servido la primera tostada del desayuno con un buen chorretón de este aceite que véis en la foto y os aseguro que su aroma y sabor perduran (quizás más en la mente que en la boca) por lo menos un par de horas después de su degustación. Un plato con él y unas buenas rebanadas de pan recién hecho son el mejor aperitivo que se me ocurre cuando este aceite está en casa. ¡Voy a por él!

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