La obra de teatro de don Jacinto Benavente da nombre a esta taberna, casa de comidas y vinoteca, en la ciudad de Valencia. La Malquerida, que arranca de una tradición del siglo XIX y goza de continuidad empesarial y familiar desde 1941, se define como "taberna española" y a fe que los goyescos azulejos de las paredes te envuelven en un ambiente de lo más castizo. Se trata de un local muy agradable, amplio y luminoso, situado en una zona muy cercana a algunas facultades de la Alma Mater valentina. Fue Premio Taberna del Año Gourmetour 2004 y mantiene intactas las virtudes que llevarían a la consecución de tal premio.
Una característica destacada del local es la de la cocina de tapas, en que una eficaz y solvente cuadrilla muestra la concentración y la calidad de los productos más característicos del Levante, en dosis no siempre pequeñas. La segunda es un excelente servicio, rápido, atento, eficaz, amable y muy profesional en el servicio del vino. Las copas son adecuadas, la carta bastante extensa y a unos precios muy convenientes (en relación con los precios de las botellas en tienda), y ¡tienen cinco cumilleres en plantilla! En la visita que hicimos al local unos cuantos colegas y amigos, yo tomé una fresquísima y bien aliñada ensalada, una tosta con boquerón frito (sublime, sobre un poco de tomate finamente cortado) y una sabrosa y rica croqueta de jamón, todo en formato tapa. De segundo, vino un cordero a la brasa, quizás demasiado hecho (aunque sé que mi gusto en esto va contra el de la mayoría), con unas patatas fritas extraordinarias: de formato "churrero", aunque cortadas con mayor grosor, estaban recién hechas, eran crujientes pero tenían el alma mínimanente blanda. Deliciosas.
Para acompañar tales manjares, acudió a nosotros uno de los grandes vinos de esta tierra, Finca Terrerazo 2004, de Bodega Mustiguillo. El vino de Toni Sarrión (con la asesoría de mi admirada Sara Pérez) no se acoge a DO alguna, se presenta en etiqueta como Vino de la Tierra de Utiel-Requena, pero es ya un vino de pago de la comunidad valenciana. Se trata de un vino de ensamblaje, a base la la variedad reina local, la bobal (que ellos miman), con aportaciones de tempranillo y cabernet sauvignon. Ha pasado por 15 meses de barricas de roble francés y declara 14,5% en botella. Conviene servirlo a 16ºC. Nuestra botella estaba perfecta y en la carta figuraba a 26 euros, cuando en la tienda se puede encontrar por 21-22 euros: ¡bien por la empresa de La Malquerida!
Ofrece en visual una capa alta, casi impenetrable, del oscuro color del arándano negro, casi sin ribete: la densidad de la coloración lo ocupa todo y tiñe la copa de arándano en envero. A copa parada, te asalta una explosión de frutosidad muy grande, de frutos negros en compota, junto con aromas balsámicos de eucaliptus y de matorral mediterráneo (tomillo). En boca presenta todavía los taninos algo secantes (quizás 2008 sea mejor año para este vino del 2004: el tapón de 49 mm anuncia la presencia de un vino de guarda), pero se revela ya con un alma impactante: un vino amplio en boca, muy pleno, con unos taninos envolventes, que dan largos segundos de placer tras el trago (12 caudalías, calculé mentalmente, aunque sin la precisión de una cata) y que te devuelven esas notas de fruta con un retrogusto de café verde en grano. Es un vino que ofrece grandes dosis de placer a un precio razonable.
Sé que Valencia vive con ilusión y expectativas todo el zafarrancho de la Copa América (no es lo mío, conste), pero seguir descubriendo (gracias a los consejos de mis amigos de ETB) locales como éste, absolutamente recomendables y apetecibles (los datos para las reservas, dirección y demás, están en su página web), me hace pensar que la Copa pasará, pero que la ciudad se mantendrá con su alma amable, hospitalaria y dicharachera, para que la podamos disfrutar por muchos años.

Barcas en la Malvarrosa BY juanmiguel
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Be patient, my friend!