23 de novembre, 2007

MR 2005: IEC #6 + VdB #12


Cuando el amigo Elbaranda propuso, para la sexta edición de Iberoamérica en Cata, el tema de los "enólogos voladores", es decir que habláramos del vino de alguno de los enólogos que en el mundo son, que viven y vinifican en distintos territorios a la vez, dos nombres resonaron en mi cabeza. El primero de ellos, del que sé todavía poco, pero del que quiero beber más (tema de presupuestos), es el sudafricano Eben Sadie, quien tiene viñedos y bodega en Swartland y en el Priorat. Su Dits del Terra se me escapaba, ahora mismo, de presupuesto, pero como había probado recientemente su Columela, me apetecía reunir en una sola crónica a ambos vinos. Todo llegará. El segundo nombre, mi paradigma, mi prototipo de enólogo errante entre los hispanos, es el que tenéis en la foto: Telmo Rodríguez. Su Compañía de Vinos trabaja, vinifica y comercializa en varias DOs españolas, entre las cuales (¡no voy a ser exhaustivo en la lista de vinos!):

Ribera de Duero, con Gazur y Matallana; Toro, con Dehesa Gago y Pago la Jara; DOC Rioja, con Altos de Lanzaga o LZ; Rueda, con Basa o VT de Castilla y León, con Pegaso Barrancos de Pizarra. Creo que con este breve listado queda ya demostrada su condición de "errante / volador". De todas las zonas en que trabaja, la que más me interesa por tradición, por el tipo de vinos que se hacía y se hace, por la recuperación de sabores y gustos a través de la variedad moscatel de Alejandría, por su paisaje único, es la Axarquía malagueña (en la foto, Frigiliana). Viñedos inaccesibles, rampas de vértigo entre pueblos de blanco encalado, con contrastes térmicos tremendos junto con el beneficio de las brisas de un mar no lejano, la Axarquía es tierra de mi predilección y de la que he hablado ya a través de alguno de sus vinos: Ariyanas y Molino Real se cuentan entre mis blancos dulces preferidos, en la zona y en España entera.


MR es la segunda marca de Telmo Rodríguez en la zona. Un vino dulce natural que procede de los mismos viñedos que Molino Real (pizarras) y usa, exactamente, la misma técnica de vinificación. Supongo que la selección en y tras la vendimia, como pasa en tantas bodegas con dos marcas, mandará la primera selección de uva al Molino Real y la segunda, a MR. Pero esto no tiene la menor importancia. Aunque no voy a entrar ahora en el debate sobre qué segundas marcas prefiero antes que sus, en la bodega, primeras (el precio las distingue, claro; la calidad y mi predilección, no siempre), os aseguro que este MR da una talla alta, por precio (sobre los 13-14 euros) y por calidad. El mosto se obtiene en prensas de oliva verticales y la fermentación tiene lugar en depósitos de acero. Y basta. De aquí a la botella porque lo que cuenta aquí es la fruta y su máxima elocuencia. El resultado suele ser espectacular, de un gran impacto tanto en nariz como en boca. MR 2005 es un vino de 13% (DO Málaga) que hay que servir no muy frío (sobre los 10ºC) y que ofrece una visual de un color amarillo intenso, aunque con ribetes de juventud y de verde muy discreto. Sus aromas, a copa parada, son los de la uva moscatel madura, en pureza, junto con los de la fruta blanca de hueso en sazón (albaricoque, melocotón) y, tras un rato, los de esa misma fruta, pero ya en conserva, almibarada. En boca es un vino fresco, agradable, de trato sedoso y fino pero no exento de una buena acidez (si algún "pero" le pongo a este 2005, es que es de estructura algo más plana, menos rica que en añadas anteriores, sobre todo, 2003), que nunca cansa y que acaba devolviendo aromas de orejón de albaricoque y de mermelada de cítricos (lemon curd). Es un trago siempre placentero, quizás menos concentrado y complejo que su hermano mayor, pero tan recomendable como éste. Y su precio suele ser 20 euros más barato: no es mala opción.

NOTA BENE. Mario Cenci, del excelente blog Una colica d'acqua, me invitó también a participar en la convocatoria de los amigos italianos, que va ya por su 12 edición, Il vino dei Blogger (¡feliz cumpleaños!). Su tema era "Vinos pasificados de meditación" y en mi recuerdo, ya desde las primeras botellas que tomé de Molino Real y de MR (¡y otros de la zona!), el sentimiento fue de emoción, de placer, de estar ante un gran vino "de conversación" y, vaya, de gran alegría por la recuperación de un patrimonio vitivinícola de enorme valor. Así que vaya también este artículo como VdB #12. Y gracias por la invitación, Mario.

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