21 de novembre, 2007

Le Clos des Fées Hervé Bizeul 2005


Perdido entre desiertos de matorral y bosque bajo mediterráneo, al norte de Perpignan, allí donde moran las hadas de mágicos poderes sobre el vino ("fée", en francés, significa más o menos eso), en el valle de Agly (municipio de Vingrau), se encuentra el "Clos des Fées" de Hervé Bizeul (Appellation Côtes de Rousillon Villages Controlée). Sobre pendientes calcáreas, las arcillas ofrecen un terruño tan pobre en nutrientes como rico para la supervivencia de la mejor y más fuerte cepa. Clima extremadamente mediterráneo, que favorece una gran concentración de la fruta.

Cuando tú entras en una tienda como la de Quim Vila y la gente que te conoce y trabaja allí, tras mirar, buscar y rebuscar, tras preguntar por vinos del Ródano que me apetecían, te dice "¿conoces esto"?, y sus ojillos denotan entusiasmo y recomendación sin fisuras, tienes que coger la botella de inmediato. Esto es lo que me pasó con Clos des Fées el otro día, cuando andaba buscando algo para combinar con un risotto de boletus y tomate deshidratado. No conocía la bodega, pero mi confianza en los consejos de la gente de Vila es muy grande. Y abrí la botella, dejé que se ventilara casi una hora antes del servicio (sin decantación, y a unos 16 grados), y el resultado fue espectacular. Impresiona el color de este vino, de un violeta purísimo, intenso y brillante, de gran coloración en copa. Es un color que hacía tiempo no encontraba en una botella. Enamora. Impresionan sus aromas, de una nitidez enorme: confitura de fresa, fruta madura, arándano negro en compota. Ya en nariz y, después, en boca, te asalta uno de los adjetivos preferidos de los franceses para definir a un vino como éste: "charnu", carnoso, con cuerpo. Pero al mismo tiempo, "velouté", suave como la seda en boca, casi voluptuoso, con unos taninos largos y suaves. Orégano, dulzor de la oliva negra muerta (aromas francos de fermentación), mirtilo. Y finalmente, "charpenté", un vino que ensambla de maravilla el poder y fragancia de la fruta, absoluta protagonista aquí, con la presencia de una discreta, muy bien pensada, madera.


Este "Clos des Fées Hervé Bizeul" procede de viñas viejas arcilloso-calcáreas y tiene un ensamblaje, a partes iguales, de garnacha, cariñena, syrah y monastrell. Intenso trabajo en verde en la viña, preselección en la planta, transporte en frío a la bodega, fermentación en toneles seminuevos de 5 hl, maloláctica y afinamiento en barricas de roble nuevo de la casa Saury, con lías. El resultado es un vino extraordinario, de 15%, por el que uno paga sobre los 40 euros. Bien pagados, os lo aseguro, aunque suenen a mucho. La casa tiene, también, un vino "inferior" (por decir algo, a nivel de precio, sobre los 14 euros), que de las hadas pasa a las brujas (¿a qué me sonará eso?: "Les Sorcières", Côtes de Rousillon), del que pienso hablar también algún día. Una bodega muy a tener en cuenta, os lo aseguro. Por lod emás, la combinación de este vino con el risotto (debajo) fue muy apreciada por los comensales.

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