21 de desembre, 2007

La bota de...manzanilla, números 4 y 8


Y mientras me voy hacia el sur hoy, 21 de diciembre, con negros presagios en cuanto a los meteoros que encontraré (sin sol no hay experimento), os dejo con mis impresiones de una comparación que hice ayer mismo sobre las dos manzanillas de la serie La bota de...



Hace unos meses, tuve la fortuna de probar y escribir sobre una botella de manzanilla de la serie La bota de..., número 4 de la misma, selección preparada por el equipo de Navazos. Hice caso de los consejos de algunos amigos, mucho más expertos que yo en este tipo de vinos, y conservé una botella para poder degustar y comparar tras un buen reposo. Esa "paciencia" ha hecho, ahora, que pueda probar las dos sacas presentadas en la serie al mismo tiempo (la primera, de enero de 2007; ésta segunda, de octubre de 2007), pues la botella n.8 es, también, de manzanilla Las Cañas (pago Balbaína, bodega Sánchez Ayala). Encantadísimo escribió no hace mucho una nota, a la que me remito para que tengáis los detalles (mirad también aquí) y me concentro, en primer lugar, en la descripción, de la n.8, recién llegada. La sirvo sobre los 10ºC. Su color es de un amarillo mucho más atemperado que el del n.4, un amarillo de limón recién madurado. Empieza, para mi sorpresa absoluta, cerrada casi por completo. A pesar de esa cerrazón, en boca noto una salinidad mayor, aunque menos punzante, que la de la n.4. Tras media hora y más temperatura ambiente, empieza a abrirse, con mayor delicadeza y suavidad que su hermana mayor. El salnitre, los frutos secos salados, un poco de cola de carpintero, el conjunto de la n.8, muestran el sosiego y el reposo de las primeras siestas de un bebé. Su boca es menos salvaje que la de la n.4, más amable y redonda, aunque su posgusto (sus caudalías) son, en estos momentos menores y menos poderosas también.



De la n.4 dije en su momento: "su color es el del oro viejo...sus aromas son los de la salmuera de las aceitunas, tanto como de sus huesos; los de la sal y el yodo del mar cercano y, al mismo tiempo, los de la humedad del mar...no faltan, tampoco, al festín de los sentidos las almendras saladas, un punto amargosas, ni esa característica tan de este vino, de un aroma ya a copa parada entre intenso y punzante...acompañado de una entrada en boca de gran empaque, seriedad y presencia, con la sequedad de la tierra albariza siempre presidiendo y un recuerdo...que dura muchos muchos segundos, del velo en flor del que "nace" este vino (un inconfundible aroma a levadura en posgusto)."

Y tras unos meses en perfecto reposo, creo que esta n.4 sigue siendo, con perdón, un animal salvaje de extraordinaria belleza y pureza, al que hay que beber y admirar, casi en silencio. Estos meses de botella no le han quitado un ápice de su poderío, al contrario, han potenciado sus características, ya descritas, pero le han añadido un pellizco de óxido que no tenía y que le sienta de maravilla, pues le da mayor profundidad y alcance al vino. En estos momentos, y sin pretender yo formular un Juicio de Paris (quien quiera, que le ponga también el acento, y las connotaciones serán ya otras), la n.4 está enorme, superior y, para mí, más satisfactoria que la n.8, que muestra maneras (por decirlo a la taurina), pero no acaba de soltarse. Le daremos un poco más de botella y de reposo a la otra botella que tengo. Por desgracia, de la n.4 ya sólo puedo hablar en el recuerdo: voló cuanto compré.

Por cierto, estas botellas, si quedan, se pueden adquirir, a distancia, en Coalla Gourmet. En presencia, yo he visto algunos ejemplares en Vila Viniteca. Su degustación es una experiencia por la que cualquier amante del vino tiene que intentar pasar.

Las fotos de las botellas By Encantadisimo.

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