Hace bien poco leía en El País, suplemento Babelia de 12 de julio de 2008, un espléndido reportaje sobre las nuevas formas del relato breve en Hispanoamérica. Se trata de una de mis pasiones, que se perpetúa desde hace ya muchos años, con maestros como Horacio Quiroga, como Borges, como Rulfo, Bioy, Monterroso, Cortázar... Entre la descripción de variados relatos breves y nuevos autores, surgía, de la mano de Toño Angulo, una definición de la crónica, con la que simpaticé de inmediato. Decía (p.6), que la crónica es "esa hija incestuosa de la historia y la literatura que es anterior al periodismo". La crónica, que se podría definir, también, como una forma literaria unida a la narración del viaje y de aquello que te sucede en él, permite formas breves. Permite, aunque no lo exige, una buena documentación sobre aquello de lo que hablas y se adapta, además, a cualquier tipo de experiencia, se trate del descubrimiento de las fuentes de Nilo, de un viaje por el Túnez romano, de la entrada del primer occidental no converso en La Meca, de una excursión por la Borgoña o de un nuevo vino probado quién sabe donde. Siempre he pensado que la crónica era la forma que mejor se adaptaba, con su acompañamiento gráfico, a la presentación del "blog" en pantalla. Digamos que me la planteo como un aforismo ampliado (con E. Vila-Matas citando a Nicolás Gómez Dávila en El País de hoy, 20 de julio de 2008, p.2 de Cataluña): "escribir corto, para concluir antes de hastiar". Y en eso estamos: cuando sea mayor, quiero llegar a escribir algo, corto y digno, que sea considerado una buena "crónica del vino y de la gastronomía".La foto "Leika3 y Moleskine" es de R Silver.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Be patient, my friend!