02 de desembre, 2008

Riesling: entre Señores e Iglesia


Cuando uno entra a la hora acordada en un restaurante para una cena/cata de rieslings y se topa con una imagen como la que véis en la foto, ¡sabe que la cosa va en serio! Tratándose de algo que organizaban los amigos de Vinialia, uno ya sabe que la calidad será la máxima y la organización le irá a la par. No era mi mejor noche: ya sabéis que soy de los que piensa que hay que "enfrentarse" a los grandes vinos bien dormido y reposado y por la mañana de un día de cada día. Pero la afición se va completando a pequeños retazos, no pocos de los cuales entre los viernes, sábados por la noche y lunes por la tarde. Algo cansado, pues, pero con muchas ganas me puse a la faena, de la que voy a destacar "sólo" algunas cosas, de las que tomé muchas notas y que me agradaron sobremanera. Como reza el título, entre Señores e Iglesia anda el juego, entre la Mosela, el Ruwer y el Palatinado. No voy a descubrir ahora la sopa de pan, es decir a una de las grandes del Mosel-Saar-Ruwer, Maximin Grünhaus. Propietaria de varios pagos en la montaña mágica de la riesling, uno de sus dominios clave (Qba = Qualitätswein bestimmter Anbaugebiete, Vino de calidad de una zona de cultivo determinada), el mayor además, es el "de los Señores", Herrenberg. De aquí procede este Qba impresionante, del 1998, que atesora una combinación que le dará, todavía, larga vida: 42 gr/L de azúcar residual junto con un nivel de tartárico de 9,8 gr/L.


Quedan pocas botellas de esta joya, menos de 1000. Pizarra roja desmoronada para una cosecha de primavera primeriza, mayo cálido y septiembre-octubre muy lluviosos. Amarillo bastante pálido en copa, tremenda mineralidad en el primer golpe de nariz: gasolina de zippo que se evapora con rapidez gracias a una copa Mikasa. Tierra mojada, cerilla consumida, jazmín. Tremenda estructura en boca, acidez, cuerpo y brío. Zumo de pomelo en posgusto y la sensación de que a este 98 le quedan largos años por delante. Como decía quien más sabe: será Qba pero tiene alma, cuerpo y estructura de Kabinett de gran calidad este vino. Para comprar, disfrutar ya y lo que sobre, guardarlo algunos años más.



El otro plato fuerte de la noche era la cata comparada de varias parejas. Una ya la conocía bastante bien (y tengo a buen recaudo algunas botellas todavía, de varias añadas): el pago de la farmacia de Tritenheim de Grans-Fassian. Lo pasé en grande con ellos, pero me quedo, hoy, con la narración de la "lucha" habida en el trocito de la Iglesia, Kirchenstück, quizás el pago más valorado del Palatinado. Como bien recordaba un amigo, una estaca con el nombre de la bodega separa la uva de Dr.Bürklin-Wolf de la de Basserman Jordan. Pero las diferencias son más notables en nariz y en paladar. Gran ejercicio el propuesto por Vinialia, sin duda, al comparar Kirchenstück GG 2002 de ambas bodegas. En mi percepción de esa noche, Bürklin-Wolf estuvo superior. Del color, casi, de la miel de castaño, es un vino con aromas de flor seca y todas las variedades (¡a lo largo de una hora!) del caramelo y del dulce de leche (toffee y azúcar). Es un vino con músculo, estructurado. Mi sensibilidad iba más por ahí, pero reconozco que Basserman Jordan, con un grado, un tartárico y un azúcar residual casi paralelos (13,5ºC / 7,6 gr/L / 7,5 gr/L) al anterior vino, ofrecía un perfil muy distinto, mucho más austero, mineral, con aromas de infusión de manzanilla, con ceniza más marcada, casi con crema de cacahuetes al final. Mis dos vinos de la noche, sin duda, fueron estos dos, de dos de las mejores bodegas alemanas, Von Schubert y Bürklin-Wolf. Del Grans Fassian Trittenheimer Apotheke Auslese 1990 ya he hablado en otra ocasión: otro vinazo, sin duda.

La foto de Herrenberg (de la montaña, vaya) es de Winepage. La de Kirchenstück, de Polakia.

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