Los amigos de Vadebacus han sido los ungidos para llevar a cabo la séptima edición de Iberoamérica en Cata, un pequeño acontecimiento que nació en este mismo cuaderno, un poco a imagen y semejanza de lo que hacen los colegas norteamericanos, franceses e italianos. Para esta ocasión, su tema ha sido el de "los vinos destacados en nuestras fiestas navideñas". Puesto que mi terapia durante las mismas ha consistido, en parte, en ir escribiendo mis notas de guerrilla sobre comidas y bebidas, ofrezco ahora la selección de lo que má me ha satisfecho. Por supuesto, es completamente subjetiva y muy unida, más quizás que en otras ocasiones, a los platos con los que estos vinos han sido tomados. Las combinaciones logradas son, con probabilidad, lo que me ha decantado por estos vinos y no por otros, igualmente satisfactorios.


El mejor aperitivo que he tomado durante estos días ha sido la insuperable pareja formada por un buen jamón y una botella de fino de la serie La bota de..., n.7, Macharnudo alto, de Bodegas Valdespino. Un vino de color oro brillante, casi viejo, de punzante salino tanto en nariz como en boca, con frutos secos (almedras tostadas, nueces después), aceitunas y un enorme posgusto. Con un poco de temperatura, sale su caracter casi agreste y su mineralidad, mucho mayor que la que sale de los productos de Sanlúcar. Un vino extraordinario para un jamón delicioso.
Con los entrantes, el vino que más me ha gustado y que mejor ha combinado (en este caso, con un sempiterno salmón natural de Benfumat) ha sido un Muskateller spätlese 2005 de una de mis bodegas palatinas preferidas, Ökonomierat Rebholz. Es un vino de un color amarillo puro pero bastante pálido, con unos aromas de la muscat en pureza, madura, acompañados del dulzor de las flores secas y del melocotón maduro, casi en almibar. Con un mínimo carbónico en boca, su impresionante acidez, su azucar perfectamente integrado y su boca excepcional, han formado una pareja de ensueño con el salmón.
Con los segundos platos, el que más me ha agradado, quizás también porque me daba un poco de miedo, ha sido el barolo de los Fontanaffreda, en Serralunga d'Alba. Este barolo de 1999, con 13,5 y servido a 16ºC (decantado una hora antes del servicio) estaba, literalmente, extraordinario con la "carn d'olla" de la sopa de navidad y con el pollo de granja relleno: de un brillante color violeta, pero de la violeta en flor seca (se notaban, claro, los años de crianza en botella), y una capa media, aportó contundencia y finura a partes iguales. Con aromas iniciales de pimienta negra, se desplegó con un abanico de bosque piemontés alucinante, con trufa en primer término, y flores secas, después. En boca, sus taninos eran algo astringentes, secos, pero con gran volumen y enorme posgusto, buen contrapunto para la untuosidad de la carn d'olla. Su posgusto devolvía aromas de cereza confitada (me recordó no poco la "coca" de cerezas que se hace en Tarragona). Un vino austero, sin duda, pero delicioso y en su punto que, tras otra media hora en la mesa, acabó regalando aromas de infusión de regaliz.
En cuanto a los postres, amigos míos, os confieso que mi mejor combinación ha sido la más inesperada. A raíz del "Botellazo" que me otorgó Manuel Camblor y de unas extraordinarias y sabrosas manzanas asadas que perpetró mi santa, abrí un Recioto di Soave La Perlara 2005 de la bodega Ca' Rugate. Monovarietal de garganega de la colina Rugate (Brognoligo di Monteforte d’Alpone), la uva se pasifica en estancias muy ventiladas (no entra en juego hongo alguno aquí) durante seis o siete meses, tras los cuales, a la primavera siguiente a la vendimia, se produce el concentrado mosto (acaba el vino con 28 gr/l). La fermentación tiene lugar en grandes barricas, donde el vino reposará, con sus lías, durante casi un año. Otro año se hace necesario, en botella, para conseguir un mínimo afinamento de este precioso recioto de 13,5% y es por ello que, ahora mismo, salen las botellas del 2005. Conviene servirlo sobre los 11-12ºC. El color del vino es el del ámbar puro. En copa es cadencioso su paso y su lágrima, densa y lenta. Aunque empieza con ligeros aromas de acetato, la nariz se ve rápidamente dominada por la miel de acacia, por el orejón de albaricoque y por las nueces recién cascadas. En boca tiene una acidez y un cuerpo extraordinarios, dulce pero nada empalagoso, vibrante, con notas de posgusto de hogar y de ahumados, mínimos mentoles y hojarasca del bosco en otoño. Es un vino que me gusta mucho, único casi si no tuviera, en la misma bodega, un no menos excelente Recioto della Valpolicella L'Eremita.La foto de la botella de fino by Encantadisimo.
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