
Hoy va de confesiones: digamos que no soporto las grandes superficies, los sitios donde miles de personas se dan cita, normalmente los sábados, para dar rienda suelta a no se sabe qué...me entra de todo, picores, sarpullidos, malestar, nervios, rabia, hasta que no puedo más y empiezo a montar el número. Comedido, sí, pero número: "¡que ya no aguanto más!", "que qué hacemos aquí?", "¿será posible? pero si parece que la gente se lo pasa bien!", y etc. Supongo que un psiquiatra llamaría a esto "agorafobia". Yo, sencillamente, intento evitar akís, decathlones, cortesvarios, ikeas, etc., siempre que puedo. Pero resulta que el otro día no pude escapar: niños fuera, piso por renovar, sábado por la tarde = gran superficie de capital sueco. Un desastre: intenté empezar en positivo y acabé preguntándome por qué le estaba haciendo de mozo de almacén a uno de los tipos más ricos del mundo. Eso, un desastre...hasta que al salir por la caja (rápida, me río yo de los 10 productos: nos tocó el cajero en prácticas!!!), mi cara cambió y mi sonrisa volvió porque vi algo que parecía un ¡supermercado sueco! ¡¡¡Comida sueca para los calores de Barcelona!!!

De golpe recordé una entrada de mis amigos
Pistoynopisto (¡releía tu nota y veía que somos casi "almas gemelas"!) y ni corto ni perezoso, le propuse a mi santa adentrarnos en los fríos nórdicos para preparar una cena sueca en casa, sin tocar los fogones, que a ratos también apetece. El resultado de eso que se viene en llamar Ikea Food fue sencillo pero muy sabroso: un poco de pan de centeno,
Siljans Knäckebröd, ligero, crujiente e ideal para acompañar tanto a salmón como a queso; un taco de
Superior salmo salar, algo graso, casi rústico, con un ahumado fuerte y auténtico (me recordó mucho los panzones de salmón en los mercados finlandeses); unas huevas de falso caviar
Abba Black, lo más discreto, poco yodadas y algo sosas, mínimas;
Abba jämna fina bitar, trocitos de arenque con cebolla, vinagre, azúcar y eneldo: lo mejor, su combinación con el salmón en la boca (la conexión "eneldo", espectacular) y el vino que destiné a esta cena, fue afortunada. Para rematar, tomamos un
Wanas ädel, un queso azul de leche bio, bastante correcto, sin más. Todo esto nos costó la "friolera" de 19 euros.

Ya advertido, por anteriores experiencias, de que un buen Riesling Auslese podía dar grandes resultados con este tipo de manjares, le regalé a esta fría cena sueca un ilustre representante de una de las grandes bodegas del Palatinado, una de mis preferidas: de
Dr. Bürklin-Wolf, hizo las delicias de la concurrencia un Auslese de Wachenheim, Gerümpel, "R", de 1990 y con 10%. Decantado una hora antes de la cena y servido a 12ºC, este vino casi me hace llorar y, por supuesto, borró de mi mente todos los malos momentos, hedores y nervios vividos en la gran superficie. Con un color amarillo intenso, casi de piel de limón maduro, este 1990 está en un momento espléndido, con aromas de "lemon curd", de raspadura de corteza de limón, de esa misma corteza hervida con agua azucarada y convertida en caramelo ácido. Pleno y graso en boca, su combinación con el salmón y el eneldo, con el arenque agridulce y su cebolla fueron de traca. Al trasluz, el vino muestra todavía su juventud, si se me permite la expresión, con trazos de verdor y un largo posgusto con aires de lima-limón y el frescor del mojito, hierbabuena y limón. De golpe y porrazo me vi transportado al "Viktualien Markt" de Monaco en Baviera, donde un servidor, hace ya demasiados años, sobrevivía a base de bocadillos de arenque y de salmón y copas de riesling palatino del que, por aquel entonces, nada sabía. Bebía y disfrutaba, sin más. He descubierto que esos aromas, esos sabores persisten en mi mente y son los de la Hansa, los de las costas del Mar Báltico que llegan al mercado de vituallas del München de mi juventud. Señoras y señores: que no hay mal que por bien no venga, en pocas palabras. Y que cuando me "obliguen" a volver a Ikea, lo haré sumiso y con la sonrisa del "lindo pulgoso" entre los dientes...
La foto del muelle helado de Estocolmo es de fliptopheed.
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