11 de juliol, 2008

Núria y Montse: Ogum Vinus


Hace pocos meses, y teniendo a Marcel Gorgori como padrino, Núria y Montse, Montse y Núria, se lanzaron a la aventura. No procedían del mundo del vino, es cierto, pero tenían y tienen un arrojo, una valentía y una pasión por él que me han cautivado. Sin conocer a fondo el terreno que pisaban, se ampararon en el dios de la guerra y de la valentía, del hierro y del arrojo, Ogum (de ahí el nombre de su empresa), y se lanzaron a contratar una franquicia. Núria y Montse son las propietarias de la tienda de Vinus & Brindis que se encuentra en el Centre Comercial de les Glòries. Quienes me leen con frecuencia saben que no suelo hablar de este tipo de locales. Hoy voy a hacer una excepción. Porque me apetece y porque las ganas que he visto en ellas y su amor por el vino se lo merecen. No sé si les servirá de mucho pero yo, por lo menos, me quedaré más tranquilo. Entré en la tienda algo cohibido y con la idea de que me toparía con el habitual "déjà vu" en este tipo de franquicias. Pero me equivoqué: aunque el trato que reciben no sea el más favorable posible (sus pedidos a la franquicia les llegan tarde, aunque les cobran con rapidez), ellas han sabido encontrar en el catálogo algunas botellas que convierten a su local en un lugar que apetece visitar. Loco como soy, ya lo sabéis, del cava Elisabet Raventós, antes de acercarme, me aseguré: "¿tenéis botellas de E.R. 2002"?

Rápidas contestaron que sí. Las reservé ya por mail y para allá que me fui al cabo de unos días. Gente amable y atenta, me explicaron al detalle su proyecto, las condiciones de la franquicia y sus dificultades, el tipo de local y su ubicación y las ganas de crecer, de hacerse ver de otra manera en el mundo del vino. Economistas de profesión, pero con el vino por pasión, han empeñado sus ahorros en el asunto, y sólo por eso merecen ya mi respeto. Pero es que además de proporcionarme mis buenas botellas de E.R. 2002 (¡no leáis Elisabeth Regina por favor!), al empezar a mirar con calma el botellero, vi no pocas cosas que me gustaron mucho: tintos de calidad, por ejemplo, como los de Alfredo Arribas, Lasendal, Villa de Corullón o Salanques. Algunos de los mejores blancos de la Península estaban presentes también: El Rocallís de can Ràfols dels Caus, o As Sortes del pequeño Palacios, o los de Zárate. Alguna curiosidad me llamó la atención, pongamos por caso un monovarietal de prieto picudo (Dehesa de Rubiales), por no hablar de alguno de mis rosados de bandera (Roigenc o Pago del Vicario) y de un par o tres de mis burbujas preferidas (Berta; por supuesto E. R.; Gramona). También andaban por allí los dulces de montaña de Telmo Rodríguez. Es posible que no toda Barcelona sienta la necesidad de ir a comprar aquí, pero yo, si trabajara o viviera en las cercanías del Centro Comercial de les Glòries, ya sabría dónde se encuentra mi vinoteca de guardia y de referencia. Todo lo que os he citado se encuentra entre las cosas que me gustan mucho.

Por cierto, ¿me dejáis acabar con un pequeño acertijo? Prueba de agudeza visual: siendo como son las mismas protagonistas, ¿sabríais decirme en menos de cinco segundos cuál es la diferencia fundamental entre la primera y la segunda foto? No vale decir que en una está Marcel Gorgori y en la otra no.

Postcriptum. En el suplemento del diario Avui del domingo 13 de julio, publica Ogum Vinus una columna en la que destacan y comentan Montse y Núria alguno de los vinos que más me gustaron de los que vi en la tienda: Elisabeth Raventós 2002, por supuesto; el albariño básico de Zárate; La Garriga 2005 de Castell de Perelada y el prieto picudo de Dehesa Rubiales 2003.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Be patient, my friend!

Kagami y Rita

Escribo este texto el domingo 12 de mayo de 2019. No sé cuándo lo publicaré (al final, ha sido el 8 de diciembre de 2025, sic) pero quiero d...