Esto lo escribía ayer en mi cuaderno de notas, tras haber abierto y disfrutado como monje pecador de este buenísimo vino siciliano. La tierra ha temblado, no en Sicilia, donde suele, sí en los Abruzzi, L'Aquila se ha convertido en una ciudad fantasma. Más de 200 muertos a apenas 100 km de Roma. Mis amigos tiemblan y me escriben. No quiero mostrar imágenes: baste con el sismógrafo. La tierra ha temblado de nuevo y a mí me ha parecido que el mejor homenaje a quienes han muerto era dedicarles (lloro mientras escribo esto, ahora mismo) las últimas gotas de esta bonita historia de amor de Beatriz y Pierpaolo, convertida en un vino inverosímil (¡nero d'avola y tempranillo!), diría único. Dos tierras (Sicilia y la Rioja, aunque Bea es sevillana), unidas por el amor al vino y por la pasión de sacar adelante una pequeña bodega entre gigantes productores. Odiseo pudo con Polifemo. ¡Vosotros también podréis! Libaciones para los muertos, eso es lo que hacemos los que no sabemos rezar. No se me ha ocurrido cosa mejor que dedicarles esta nota sobre el flamante Dos Tierras 2007.PS. Otra de aquellas historias que la vida me regala: Pierpaolo y Beatriz me escribieron hace meses, para contarme su historia. Yo me resigné a no poder probar su botella porque era inaccesible en España. Y hace apenas tres semanas, los amigos de la Enoteca d'Italia se presentan con una, ¡sin habernos dicho nada! Ahora llevan ellos el vino en España: no se me ocurren mejores manos.
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