10 d’abril, 2009

Viernes santo: oloroso muy viejo


El oloroso muy viejo de los hermanos Aragón (su marca comercial es Tío Alejandro) es un vino complejo, que conviene abrir horas antes de empezar a tomarlo, servido sobre los 14ºC. Vino muy oscuro, casi impenetrable, de larguísima crianza, es de color caoba muy tostada, aunque muestra el recuerdo de un lejano ribete entre yodo y verde. Conviene que respire el vino, es muy concentrado y serio, adecuado a qué dudar para las meditaciones trascendentes de un Viernes Santo. Cuero viejo y hierbas medicinales, largas tardes de invierno pegando cromos en los álbumes. Cola. Clorídrico que necesita de horas y horas, días y meses. Lo abrí ayer pero este tipo de vinos necesita un lento acomodo a su nueva vida, en botella destapada. Conserva todavía cierto acero en boca. Es extraordinariamente largo y poderoso, lento y parsimonioso. Un vino para tomar, ¿con qué? Podríamos ponerle una gran chacina, se me ocurre que una cecina le viene al pelo. Yo lo tomé solo y lo pagué, claro, con largas horas de trascendente meditación. Ya sabéis: qué hago, de dónde vengo, adónde voy...Viernes Santo en la ciudad, bufff...

Foto: contraluz del Cristo de la Expiación, Úbeda, por guervos.

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