11 d’abril, 2009

Sábado de Gloria: palo cortado


O acabamos como los de la foto (me voy de Andalucía y paso por México DF) o resucitamos. A la espera de lo segundo, lo verosímil es acabar en lo primero. Así que mientras estamos esperando, en este sábado destemplado, la resurrección de la carne, echémosle un palo cortado al asunto. Nadie pide ya un palo cortado, se quejan los entendidos. Y llevan razón: no son fáciles de entender porque proceden de un cruce de caminos. Son vinos finos que nacen con un encabezado a 15% y el horizonte del velo en flor. Cuando termina la sobretabla, el sabio catador determinará si su futuro acaba en palo cortado. Entonces, el vino se vuelve a encabezar por encima de 17% y se lleva a la crianza oxidativa. A mí un buen palo cortado me deja sin aliento. Es un vino, dentro de los del Marco, único: trazas de viejo amontillado, color de la miel de romero, aires de dulce de leche, puntas casi cítricas, avellanas muy tostadas, vainilla y cola, madera y toffee, corpulento y bastante graso en boca. Pongamos por caso que un gran palo cortado se tiene que tomar solo, para empezar, y en mi experiencia, no hace falta abrirlo muchas horas antes para empezar a vislumbrar su poderío. Es un vino ideal, por ejemplo, para tomar con un manchego curado, con un pecorino sardo y con los mejores frutos secos que tengáis a mano. Con un palo cortado de los de verdad, yo me quedo en el purgatorio para siempre jamás, vamos que no me mueven...

La foto de los esqueletos danzantes en México DF, a la espera de la hoguera (¿eterna?) des de zocalo2010.

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