
Hoy está siendo domingo. No me gustan los domingos: poca libertad, mucha obligación. Largas tardes... Cierta rutina familiar. Hoy le he dado unas notas a mi domingo. Paseo por el barrio de Gràcia, apacible, bondadoso, siempre abierto. Plazas soleadas, árboles generosos. Plaça de la Virreina. Música africana en el aire. Bar que homenajea a Mario Benedetti. Poesía en las paredes. Aire fresco de un octogenario que se comprometió con la vida.
A vivir. Quisiera conocerme y conocertey calmar esta sed entre tus labiosolvidarme de todos los resabiosy jugar sin el miedo de perderteno es cosa de aceptar la mala suertey llenar el vacío con agravioslo mejor es quedarse con los sabioslo más lejos posible de la muerteno está de más un poco de lujuriapara alegrar las tardes de la siestay desarmar la próxima penuria con tus señas de azar o con las míasel amor tiene siempre algo de fiestaa vivir a vivir que son dos días. 
Benedetti me inspira. Llego a casa y el periódico me regala con tres nuevos relatos de cronopios y famas de otro amado, Julio Cortázar. Está subiendo el nivel de mi domingo. ¿Agradable comida familiar? ¡Sí! Sabrosa ensalada de judía verde al dente, muy verde, con tomate cherry y orégano de Béjar. Decido echarme a ese monte y terminar en gloria. Recurro a lo que es un secreto a voces entre los que saben de Champagne: Bouzy, quizás la mejor pinot noir de la zona (de donde salen grandes vinos tranquilos) y un vigneron que se está dejando querer cada vez más.
Benoît Lahaye. Le damos un buen repaso gracias a mi ángel custodio particular en estos temas:
Julien. El
Brut Essentiel (Bouzy es Grand Cru), 90% pinot noir, 10% chardonnay, muestra grandes maneras pero su degüelle (20.12.08) pide algo más de reposo en botella. Brioche, fina autolisis, manzana madura, vivo en nariz y en boca. Al tiempo. El que me desborda, literalmente, es el
Rosé de Macération, 100% pinot noir embotellado en abril de 2006 y degollado el 28.07.08. Con un mínimo dosaje (5 g/l), este champagne se hace con una maceración corta de la pinot noir y largos meses de contacto del vino con sus lías. Impresiona su madurez actual, su finura, pura seda en el paladar, leve hinojo, cobre y cereza, absoluta integración de la burbuja, delicada. Su punto mejor está en el trago y en el posgusto. Es un champagne directamente esférico. Peligroso por adictivo. Sus 24 euros me suenan a pura bendición y me hacen pensar que mis maestros de buen vivir, Benedetti y Cortázar, andan hoy al acecho, guiñándome el ojo de su aprobación, cómplices junto a mí de esta bendita tarde de domingo.
PS. He tenido la suerte de que Marcelo Isarrualde leyera esta nota. Él, fotógrafo, tuvo la suerte de conocer y fotografiar a Benedetti en su casa. Me pasa algunas fotos, que agradezco de corazón, y publico una de ellas. Creo que el post gana mucho con la firma de
Marcelo.
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